
En 1990 Jean Paul Gaultier catapulta al corsé a la plena actualidad diseñando los famosos corsés con copas cónicas para Madonna que los pasea a lo largo de su gira Ambition Tour.
En el año 2000 el New York’s Fashion Institute of Technology organiza una impresionante exposición de modelos históricos.
En el 2001 la película Moulin Rouge nos dedica un derroche de corsés y populariza nuevamente su presencia en la moda. Desde entonces todos los diseñadores internacionales han revisitado a este viejo clásico: Ferré, Lacroix, Galliano, Dolce & Gabanna...
Ya más recientemente, en 2010 se estrenó la película Burlesque, protagonizada por Cher y Christina Aguilera, donde el corsé se presentaba como máximo protagonista.
Las evidencias no engañan, parece que algo ha cambiado y ahora observamos que en el siglo XXI el torso se está convirtiendo en la zona más erótica del cuerpo femenino. Hoy, el corsé se ha convertido en una prenda versátil. Puede utilizarse como prenda íntima para sustituir al sujetador cuando se llevan vestidos escotados, o puede utilizarse como prenda exterior los realizados con tejidos como la lycra, raso, encaje, terciopelo o telas brocadas. Hoy el Corsé se considera una prenda adecuada para conseguir una imagen sensual y hacer un guiño al fetichismo y a la sexualidad.
Los actuales corsés no dañan al cuerpo (no más que unos tacones de aguja) porque los patrones se adaptan a la silueta de la mujer y sólo tratan de reducir cintura. Tampoco se consideran una prenda de diario sino que se requieren para ocasiones especiales y muchas mujeres lo adoptan como señuelo sexual para sentirse y resultar más atractivas sin ninguna connotación de sumisión sino al contrario, muchas mujeres actuales otorgan al corsé la sensación de poder, se sienten poderosas llevándolo y al vestirlo sienten que intimidan a algunos hombres.
Fuente: Imaginetrends
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